sábado, 30 de noviembre de 2013

La voz arruinada por la vida

Whitney Houston perdió a los 48 años su batalla contra las adicciones y la depresión 



     «Nunca olvidaremos a una de las más grandes voces de la tierra». Así despedía Mariah Carey a su admirada Whitney Houston, dueña de una voz de diamante y una belleza legendaria arruinada por las drogas. Con 48 años, la cantante y actriz perdía su larga batalla contra las adicciones y la depresión. Llegó pronto a la cima pero sus demonios la empujaron por una pendiente sin retorno que trató mil veces de abandonar sin éxito. Tocó fondo en la madrugada de ayer cuando su cadáver fue hallado por un colaborador en la bañera de la suite que ocupaba en el hotel Beverly Hilton. La tragedia de la muñeca rota, tan habitual en el mundo del espectáculo, volvía a consumarse. Como Michael Jackson, como Amy Winehouse, la que fuera la princesa mimada del soul, dejaba la vida por la puerta de atrás, a punto de recibir el penúltimo homenaje, de protagonizar la enésima resurrección regresando a la gran pantalla con 'Sparkle', que debía ser su primer papel desde 'La mujer del predicador' en 1996.
     Whitney era 'La voz', el mismo apelativo que se adjudicó a Frank Sinatra, con el que se reconocía el excepcional poderío y la primorosa calidad vocal de la cantante, nacida en Newark el 9 de agosto de 1963 en Newark (Nueva Jersey). Las hadas madrinas del gospel, el soul, el rock y el blues tocaron pronto con su varita el destino de la pequeña Whitney. Prima de Dionne Warwick, podría haber cantado de niña en un coro de iglesia, como su madre Cissy Houston, pero lo hizo en su adolescencia, acompañando a artistas como Chaka Khan y Lou Rawls.
     Fue su camino hacia un éxito temprano, que le llega con 20 años. Tras un fugaz periodo de modelo y alguna aparición en series de televisión, firmó en 1983, su primer contrato con la discográfica Arista. Ascendió y se mantuvo varios años en lo más alto del firmamento musical. Sus cifras son apabullantes. El Libro Guinness de los Récords la distingue como la artista más galardonada de todos los tiempos. Seis Grammy, 22 American Music Awards, dos Emmy, un Oscar... así hasta más de 400. En 25 años vendió 170 millones de discos y fue la primera en colocar siete 'singles' consecutivos en lo más alto.
     Pero como tantos y tantos juguetes rotos, el éxito acabó por machacarla. Fue incapaz de lidiar con su propio triunfo. En la última década del siglo XX era habitual de las crónicas del corazón. Consumidora de cocaína y marihuana, se somete a varios tratamientos de desintoxicación y declara ser «mi peor enemiga». La diva encumbrada gracias a su talento y su belleza, la que lo tenía todo y gozaba de la admiración de legiones de chicas que querían ser como ella, acabó destrozada por su adicción. Su estremecedora belleza juvenil sucumbió a los estragos de las adicciones. De la lentejuela y los focos pasó a los bajos fondos. Vimos a una mujer obesa, sucia y mal vestida a la que llegaron a fotografiar hurgando en la basura.
Montaña rusa
     Intentó volver una y otra vez a este lado del espejo. Por amor propio, por dinero, por presiones de la industria, probablemente por ser consciente de que era su único asidero para escapar de los demonios que acabarían por destruirla. Su vida fue como un viaje en una montaña rusa con un final previsible. En una entrevista en 2009 afirmó estar recuperada, aunque todavía se sentía atraída por aquello de lo que trataba de huir. Era la mayor tentación de su vida, y para hacerle frente confiaba en Dios, al que cantaba con todo su corazón en una iglesia baptista bajo la atenta mirada de su madre, Cissy.
    Por fin puso fin a casi siete años de silencio discográfico y regresó con 'I look to you' cuando la prensa había olvidado su carrera y hablaba solo de drogas y alcohol, o de su turbulento matrimonio con Bobby Brown. Un nocivo esposo que debió vérselas con la Justicia por actos de violencia, por conducir borracho o drogado. Houston le pide el divorcio. Endeudada y derrotada en 2007 es obligada por la Justicia a deshacerse de sus bienes. «Puedo resistir al dolor, pero mi vida no se reduce a eso», canta Houston en 'Nothin' but love», el single de su última gira mundial, en 2010, interrumpida de nuevo por problemas de salud.
     'I look to you' le llevó de nuevo a la cúspide de las listas de venta. Pero eran los árboles tapando el bosque. Pronto se vio que el retorno apoteósico que muchos deseaban era otra intentona fallida. Algo se había roto irremisiblemente en su interior y no hubo forma de repararlo.
     Con la partida acabada, es momento de mirar atrás y quedarse con lo mejor de Whitney, sus portentosas canciones y las maravillosas actuaciones. Sobre todo con 'El guardaespaldas', su mayor éxito en la música y el cine. En la banda original de la película hace alarde del encanto de una voz extraordinariamente ágil, potente y hasta explosiva. 'I will always love you' figura entre las canciones más recordadas del cine. Allí tenía un guardaespaldas, Kevin Costner, dispuesto a protegerla de todos por amor.
     Pero eso fue en la pantalla. En el mundo real la salvación fue imposible.
     En el apogeo de su carrera, cuando protagonizó 'El Guardaespaldas', la cantante se situó en el top 20 de los artistas más poderosos según la lista Forbes gracias a los más de 17 millones de copias que se vendieron de su banda sonora.
     Según informa FoxNews.com, en el año 2001 la cantante firmó un contrato millonario, de 1oo millones de dólares, con una compañía para la grabación de seis discos, a pesar de que sus problemas personales comenzaron a salir a la luz.
     Pero, el éxito que se preveía con este contrato nunca llegó. En la última década la voz de la cantante ya no era la misma y las historias sobre sus abusos de las drogas ocupaban más portadas que su carrera musical.
     En 2009 lazó su primer álbum en varios años y, a pesar de que fue un éxito de ventas, la posterior gira de conciertos fue duramente criticada aunque le valió para embolsarse 36 millones de dólares.
     Pero, según publica FoxNews.com, parece que la cantante no supo administrar sus ganancias y murió arruinada. Al parecer, Whitney estaba en la ruina y al borde de la bancarrota, llegando a tener que pedir dinero a sus amigos. Incluso el magnate de la música, Clive Davis, tuvo que prestarle un millón de dólares para su rehabilitación de las drogas.
     Al parecer, la razón de sus problemas financieros era el consumo de drogas, despilfarró el dinero en consumir sustancias y además confió asesores económicos que se aprovecharon de ella.