domingo, 24 de noviembre de 2013

El debate: ¿qué son los "códigos" del rugby argentino?

Luego de la renuncia de Santiago Phelan como entrenador de los Pumas, glorias del seleccionado como Hugo Porta, Eliseo Branca y Serafín Dengra cuentan acanchallena.com cómo se manejaban antes los jugadores amateurs y qué cambió con el profesionalismo
Por Santiago Peluffo | canchallena.com

"No se respetaron los códigos del rugby". Sin vueltas, Santiago Phelan resumió en esa frase la razón de su renuncia como head-coach de los Pumas. Lo siguió a coro su amigo y ahora dirigente de la UAR, Agustín Pichot: "Comparto que se han roto códigos". Y, finalmente, se sumó el capitán del seleccionado, Juan Fernández Lobbe: "No corresponde a los valores que hemos aprendido, sino que desprestigia esta gran camiseta".
Los tres referentes del seleccionado hablan de la trascendencia pública de diferencias internas en el plantel de los Pumas con el staff técnico. Según Fernández Lobbe, estos comportamientos son "inaceptables". Contradicen los valores y códigos del rugby.
Pero, ¿qué son los códigos del rugby?, ¿a qué valores se refieren?
Dice el ex capitán y figura de los Pumas Hugo Porta a canchallena.com: "El rugby me formó, me enseñó a ser solidario, a respetar a los demás y al rival. Me enseñó la lealtad hacia la camiseta, hacia el club, y la responsabilidad de representar al club o al país."
Ahora el rugby es mucho más popular, hay en juego plata. Los códigos son otros
Sigue el ex Puma Eliseo Chapa Branca: "Los valores vienen de la casa y se potencian en el rugby con la disciplina y los horarios; con el dar sin esperar nada a cambio, con defender al compañero por una causa común y poner al club lo más alto posible".
Otra gloria Puma que aporta su visión es Serafín Dengra. Dice: "Los valores son: el compromiso, el trabajo en equipo, la lucha por el prójimo. la amistad. Yo trato de ser un puma en la vida y hacer el bien fuera de la cancha".
Los tres, Porta, Branca y Dengra, fueron rugbiers amateurs tres décadas atrás. Hoy el seleccionado argentino lo integran jugadores profesionales. Este aspecto, ¿altera los códigos del rugby?
Lo que pasa fuera de la cancha es algo que se mantiene entre nosotros, no se habla con otra gente
Responde Branca: "Ahora [el rugby] es mucho más popular, hay en juego plata. Los códigos de los clubes son otros; los Pumas son súper profesionales. No estoy en contra del profesionalismo, pero puede haber un tema de plata también".
Dice Dengra: "No es como el fútbol, pero [el rugby] se está pareciendo: hay contratos, y la plata no es fácil manejarla. Capaz ahora con el profesionalismo no está tan cerrado el tema de los códigos".
Tras la renuncia de Phelan, Pichot admitió que "internas hubo siempre. que no hayan salido a la luz es otra cosa". Entonces, ¿cómo se trataban las diferencias internas en otras épocas?
Vuelve a responder Dengra: "Lo que pasa fuera de la cancha es algo que se mantiene entre nosotros, no se habla con otra gente; hay códigos que se respetan. Ahora capaz si hay diferencias se ven reflejadas en la cancha".
Completa Branca: "En mi época había camarillas, eran bravas. Pero eso no quitaba que no jugara con quien no era mi amigo. Ahora, si vos jugás por la camiseta es una cosa; si jugás por la fama y por el dinero, es otra".
Según Porta: "Dentro de la cancha, el objetivo número uno es ser solidario y ganar dentro de las reglas del juego; eso no quiere decir que tengamos que ser amigos. Cada uno tiene su vida fuera de la cancha y puede ser amigo o no".

Los insultos y escupitajos a Felipe

Otro que hizo referencia a la falta de códigos en el rugby fue Felipe Contepomi. Pero no en relación a la salida de Tati Phelan, sino luego de su regreso al torneo de la URBA con Newman después de 13 años en el rugby europeo. Ante Belgrano Athletic, le "pegaron, escupieron, pisaron e insultaron".
Chapa Branca también cuestionó estas actitudes de las nuevas generaciones. "¿Cómo puede ser, cómo lo vas a escupir, quién te enseñó a escupir? El rugby no les enseñó eso. Hay tan poco [de códigos] en la sociedad que el rugby los dignifica. Pero ¿quién los mide a los valores?".

La falta de madurez le quita plenitud a los Pumas

En el debut de Hourcade como entrenador, cayeron 31 a 12 ante Inglaterra; en el mítico estadio de Twickenham, se repitieron errores del Rugby Championship
LONDRES.- Falta madurez; los Pumas aún no logran la plenitud que les permita disputar un partido de igual a igual contra las potencias de este deporte. Quedó demostrado ayer en la derrota ante Inglaterra, en el mítico estadio de Twickenham, por 31 a 12. Como si se tratara de un calco de lo que sucedía hace un mes en el Rugby Championship, los argentinos repitieron pecados de juventud. Los Pumas volvieron a cometer los mismos errores que durante casi todos los partidos frente a las tres potencias del Hemisferio Sur.
Desorientados, dubitativos, erráticos; así fueron los primeros 40 minutos de la Argentina. Regalar un tiempo ante un equipo del nivel técnico de La Rosa es una sentencia de derrota. No hay margen ni posibilidad de cambiar la historia. Los Pumas tomaron nota de que aún les resta mucho recorrido para formar parte de la elite ovalada. Inglaterra ganó el duelo de punta a punta. Los dirigidos por Stuart Lancaster quebraron la resistencia albiceleste cada vez que se lo propusieron; sin desarrollar un juego vistoso, si no que aplicando las bases que dictan su historia, anotaron cuatro tries y finalizaron con su in-goal invicto.
La sucesión de errores en el comienzo por momentos hicieron recordar a las peores performances de los últimos meses. Se puede hablar de una continuidad de lo ocurrido en Soweto ante los Springboks o en Rosario contra los Wallabies. Pese a tener una clara y sólida obtención en las formaciones fijas, los argentinos siempre perdieron en el uno contra uno, erraron tackles y nunca lograron armar una jugada en ataque. Desde los primeros minutos se veía que Inglaterra era mucho más sólida y dominaba con los forwards en las situaciones móviles.
Un penal de Farrell y otro de Sánchez abrieron el marcador hasta que a los 10 minutos la presión inglesa consiguió una infracción -Leguizamón cometió cuatro de los primeros cinco- en campo argentino. Con la confianza en alza, en lugar de asegurarse tres puntos más, el capitán mandó al equipo al line. Así comenzó a trabajar con el maul -herramienta que utilizó los 80 minutos con gran éxito- que terminó con Launchbury en el in-goal. Los Pumas estaban extraviados en el campo. Un penal casi desde mitad de cancha de Marcelo Bosch prendió la luz de esperanza, pero su resplandor duró sólo unos segundos.
Inglaterra pisó el acelerador y los arrinconó. Primero fue un intento de Ashton que salvaron con lo justo Imhoff, Guiñazú y Albacete. Pero de esa acción llegó la segunda conquista: luego de una jugada de varias fases, el que entró como una tromba por el centro de la cancha es Twelvetrees que atropelló a Agulla e Imhoff -se fue lesionado e ingresó el picante Santiago Cordero, que debutó en la selección mayor-, antes de zambullirse.
Pero no se conformaron. La Argentina entretuvo la pelota unos minutos, pero sin lograr profundidad. Nunca encontraron la manera de utilizar las pelotas de calidad que consiguieron del scrum y del line. Ante 76.000 personas que deliraban ante cada avance, Inglaterra volvió a tomar el control y a someter a los argentinos. Así, a los 34, Ashton aprovechó un hueco por el lado ciego y cerró el parcial 24 a 6. La sensación general era que los Pumas estaban camino a sufrir una nueva goleada.
Ahí llegó el quiebre. Una vez más la charla del entretiempo surtió efecto. La defensa mejoró y la toma de decisiones se ordenó. Dos penales de Sánchez, un titán en defensa, achicaron la diferencia. Pero después el partido entró en un pozo. Inglaterra movió todo el banco -cuidó a los jugadores para el encuentro que mantendrá el próximo sábado ante los All Blacks- y sacó el pie del acelerador.
La Argentina intentó quebrar la férrea defensa de La Rosa, pero nunca lo logró. Encima, con Sánchez afuera por un golpe, Tiesi salió lesionado (se desgarró a los dos minutos) y ya sin backs entre los relevos, Hourcade tuvo que poner a Matera de centro. Ya sobre el cierre, Morgan entró por el centro de la cancha y se llevó puesto todo lo que había enfrente hasta llegar al in-goal.
Reapareció la actitud en el segundo tiempo, pero no alcanza. Ya había quedado demostrado en los duelos ante Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia. Si los Pumas no le agregan valor a lo actitudinal, volverán a padecer sinsabores. La transición no será sencilla; difícil tarea la que lidera Daniel Hourcade. Era complicado que se produzcan cambios drásticos después de años bajo la mirada de Santiago Phelan, en los que el equipo nunca terminó de explotar sus mayores virtudes. Con pocos días para resolver cuestiones que tienen que ver con el juego, el tucumano también pondrá especial interés en provocar un cambio mental; profundizar lo que se intentó en el complemento e incitar a los jugadores a cambiar el comportamiento dentro de la cancha. Los Pumas tienen todo para probar algo que racionalmente no se pueda negar: arriesgar más, animarse a jugar..